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El error
alimenticio más común entre los atletas de resistencia es que hacen
su carrera matutina antes de haber comido algo. Luego regresan
sintiéndose débiles y llenan el depósito. Si alguien tiene un
carro cuyo tanque se llene después del viaje, ¡hágamelo saber!
Por
supuesto, el deportista tiene muchas razones para hacer esto, y no es
la menor de ellas el no sentirse bien haciendo ejercicio con comida
en su estómago. Esto es absolutamente cierto, dado que nadie se
siente bien haciendo ejercicio con la comida bailándole en el
estómago, pero esto no cambia el hecho de que se necesita energía
para realizar el trabajo.
Usted
utiliza una cantidad x de energía por hora cuando duerme. Su hígado
almacena una cantidad de glucógeno con la finalidad de mantener los
niveles de glicemia de la sangre durante la noche en cifras normales,
para que sus pulmones y su corazón sigan trabajando López Chicharro
y Fernández (2006). La cantidad de energía que queda en el hígado
cuando se levanta es cero, basándose en su índice de utilización y
en la capacidad de almacenamiento del hígado. El cuerpo crea glucosa
para mantener el azúcar en la sangre cuando el hígado está vacio.
El azúcar que crea esta hecho de proteínas (es decir, músculos).
Cuando hace ejercicio sin azúcar en el hígado descompone los mismos
músculos que esta intentando mejorar con el ejercicio. Según
Benardot (2001), las proteínas son tan importantes para construir y
mantener los tejidos y para fabricar hormonas y enzimas, que el hecho
de quemarlas como combustible es un desperdicio. Cuando se degradan
las proteínas como sustrato energético, el nitrógeno debe ser
extraído de las cadenas de aminoácidos (desaminación) y excretado.
Cuando aumenta la excreción de desechos nitrogenados, también debe
aumentar la cantidad de agua que se pierde por la orina. Así se
producen dos hechos indeseables: se despilfarra proteínas valiosas
quemándolas, e incrementa el riesgo de deshidratación debido al
volumen de agua que se pierde cuando se excretan los desechos
nitrogenados. Por consiguiente, no se beneficia con el mismo y no
llega la mejoría de resistencia que esta buscando.
Equilibrio Energético
El
equilibrio energético, mejor conocido como la relación entre la
ingesta diaria de calorías y el gasto a través del metabolismo
basal en reposo (tu tasa metabólica
basal abarca de 60 a 75% del metabolismo total. Es sorprendente, pero
representa las calorías que quemas haciendo absolutamente nada, y
que se van en tu latido cardiaco, el trabajo pulmonar para respirar e
incluso la división celular), el
ejercicio/actividad física (esta parte
del metabolismo representa entre el 15 y 30% e incluye los
entrenamientos de tus actividades deportivas. McArdle, Kacht y Kacht,
(2004) afirman que este gasto varía considerablemente dependiendo
del tamaño corporal, de la masa muscular magra y de los hábitos
individuales de movimiento. Los patrones de actividad física varían
con la edad, los niños por lo general son más activos que los
ancianos. El ejercicio aeróbico y un aumento de la masa muscular
pueden incrementar esta tasa Es la parte más variable del gasto
energético diario y además incluye los incontables movimientos
incidentales cotidianos, como utilizar cualquier medio para leer este
artículo) y la termogénesis de los
alimentos (es la combustión que resulta
del efecto térmico de los alimentos. Tan sólo digerir la comida:
convertir los carbohidratos en glucosa y las proteínas en
aminoácidos, gasta 10% de tus calorías diarias), nos permite
realizar nuestras funciones cotidianas, mantener la homeostasis del
organismo y desempeñarnos mejor durante el ejercicio, pero también
determina nuestras reservas de energía a través de la acumulación
de la grasa corporal.
Si ingerimos más energía de la que gastamos,
entonces el cuerpo tiende a subir de peso. Esta puede ser una
conducta muy común entre los corredores que se inician, ya que
confiados de que están aumentando su nivel de actividad física
tienden a comer más sin contabilizar cuidadosamente esas calorías.
Es importante que antes de aplicar cualquier estrategia para la
perdida de peso, conozcamos cuidadosamente nuestra composición
corporal. Es primordial acudir con un especialista (fisiólogos del
ejercicio, nutricionista, técnico ISAK u otro experto) para que los
ayude a conocer la distribución de nuestro peso en cuanto a masa
muscular, huesos, agua y grasa. A partir de ahí podrán establecer
metas sanas y reales en periodos cortos, medianos y largos.
Disponibilidad
Energética
Si al número
de calorías que ingerimos diariamente le restamos el número de
calorías que gastamos solamente por ejercicio, obtenemos algo que
los nutricionistas definen como disponibilidad energética, la cual,
se refiere a la cantidad de calorías que le quedan accesibles al
cuerpo para realizar el resto de sus funciones. Existe suficiente
evidencia científica de estudios recientes que determinan que cuando
la disponibilidad energética es menor a 30 kcal por kilogramo de
peso libre de grasa, se afectan diversas funciones metabólicas,
hormonales y funcionales en el individuo que se reflejan en un bajo
desempeño deportivo. Por ello, es importante buscar la ayuda de un
especialista y nunca consumir menos calorías de las necesarias para
nuestro metabolismo basal y actividades cotidianas.
Los
mandamientos
El hambre le
indica a tu cuerpo que almacene grasas. Así que come
inteligentemente para crear músculo nuevo y cargar tu metabolismo.
Proteínas
en cada alimento y snack (1º mandamiento)
En cualquier
momento, incluso en reposo tu cuerpo esta catabolizando (rompiendo) y
renovando músculos. Cada vez que comes al menos 10 a 15 gramos de
proteína, detonas una explosión de síntesis proteica para
construir músculo. Y cuando comes 30 gramos, ese periodo de síntesis
de proteínas se extiende durante tres horas. Tus músculos no se
benefician tanto como crees durante tu entrenamiento matutino, pero
si se regeneran el doble de velocidad mientras duermes
Estrategia:
Come al menos 30 gramos de proteínas en cada comida, a través de
carnes, pescado, queso, huevos y leche. Antes de ir a la cama ingiere
un sándwich de huevo cocido, acompáñalo con un vaso de leche. La
combinación de proteínas y carbohidratos del emparedado, con la
caseína de la bebida, hacen que tus músculos crezcan mientras
sueñas.
Evita
el peor desayuno del mundo (2º mandamiento)
El peor es:
no desayunar. Al despertar tu cuerpo no tiene combustible y necesita
comida para arrancar el metabolismo. Cuando digieres tus calorías a
la mañana, pierdes peso y lo mantienes bajo. El saltarte el desayuno
con frecuencia aumenta el riesgo de obesidad en un 450%.
Estrategia:
come muchas calorías por la mañana: de 30 a 35% de tu ingesta
diaria. El mejor desayuno combina proteínas y granos enteros con
grasas productivas y saludables. Por ejemplo, unos huevos fritos
sobre pan integral, con un batido y frutas.
Come
antes y después de hacer ejercicio (3º mandamiento)
Buenas
noticias para quien gusta del buen comer: puede que necesites comer
más. Está bien establecido que el glucógeno muscular es una fuente
esencial de energía durante el ejercicio prolongado intenso.
Respecto de esto, se demostró que la percepción de la fatiga es
paralela a la declinación en glucógeno muscular; que la resistencia
aeróbica está relacionada a los depósitos pre-ejercicio de
glucógeno muscular, y que el incremento en la resistencia aeróbica,
luego del esfuerzo de entrenamiento está parcialmente relacionado a
un incremento en la capacidad de almacenamiento de glucógeno
muscular (Ivy, 2000). La capacidad de un deportista para almacenar
glucógeno viene determinada por su condición física, el estado de
hidratación y la disponibilidad de glucosa y de sintetasa del
glucógeno, una enzima necesaria para formar glucógeno a partir de
la glucosa (Benardot, 2001). Por otra parte, alimentarte antes de
entrenar acelera el crecimiento muscular, según investigadores
ingleses y holandeses. Consumir proteína antes y después de hacer
pesas también ayuda a mitigar el efecto del cortisol en el
almacenamiento de grasa, de acuerdo a estudios de la Universidad de
Syracuse, USA. El consumo de proteína pre y post ejercicio también
hace que tu cuerpo produzca más células madre, lo que ayuda al
crecimiento y recuperación muscular. Según Bower y Fox (1995), la
reposición completa del glucógeno muscular requiere una dieta rica
en hidratos de carbono. Benardot (2001), recomienda consumir
aproximadamente 200 calorías de carbohidratos cada dos horas después
del ejercicio, tomando las 200 primeras calorías tan pronto como sea
posible después del ejercicio.
Estrategia:
Come una o dos compotas, la cual aporta 75 calorías por cada 100 g,
lo que representa un 18,4% de carbohidratos unos 30 minutos antes de
tu entrenamiento, y luego toma un alimento rico en proteínas al
terminar.
Para obtener mas información recomiendo leer este maravilloso libro de Nutrición
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